Cuando el examen sí fue examen (aunque nadie se dio cuenta)

 

(captura de pantalla de mi NotebookLM)

Hace unas semanas tuve una idea: un examen que no pareciera examen.  Un reto que involucrara más la habilidad de pensamiento que la memoria misma, más contextual que teórico, más de cabeza y corazón que de repetición. La idea era sencilla: en lugar de responder preguntas cerradas, mis estudiantes de Pedagogía II desarrollarían una propuesta de plan de clase basada en un caso educativo. Y lo harían usando inteligencia artificial. No como atajo, sino como GPS.

Bueno. Ya sucedió… Y sí, fue una buena idea.

Cada estudiante eligió un caso alojado en NotebookLM, esta herramienta de Google permite leer un documento, explorarlo en mapas mentales, escuchar su resumen como si fuera un pódcast y (lo mejor) conversar con una IA que responde sólo con las fuentes que le proporcionaste. No hay riesgo de “alucinaciones”, de confusión, de respuestas inventadas. Hay una conversación pedagógica centrada, guiada, fundamentada y sobre todo… ¡viva!

Les ofrecí materiales diseñados para pensar:

  • El texto base de su caso.
  • Un mapa conceptual.
  • Preguntas guía.
  • Una línea del tiempo.
  • Un resumen en audio.
  • Y un chat con IA, configurado con intención educativa.
(captura de pantalla de mi Classroom)

Con eso, debían construir una planeación para el contexto que eligieron: una escuela de pedagogía humanista y no escolarizada rural, una universidad urbana con un posgrado, una comunidad para aprender entre todos cómo reparar cosas, y otros tantos casos más… cada uno con su historia, su pedagogía dominante, sus posibilidades reales. El reto no fue diseñar la clase ideal, sino una clase posible. Una que estuviera acorde con ese entorno.

Y lo lograron. Con sus bemoles y dificultades, pero lo hicieron.

Las planeaciones fueron diversas. Hubo propuestas con actividades creativas, con enfoques acordes a las corrientes pedagógicas de cada caso, y sobre todo, con sensibilidad a las condiciones del entorno. Algunas eran lúdicas, otras más reflexivas, algunas apostaban por proyectos, otras por aula invertida… Pero pude ver cómo la IA les sirvió para afinar ideas, para preguntar lo que necesitaban, para repasar los conceptos que aún no dominaban. Y cómo  el “examen” duró tres días, tuvieron a su disposición una profesora y asesora paciente que respondía a la una de la mañana sin juzgarlos y con toda la paciencia del mundo.

¿Dónde se complicaron las cosas? En la evaluación. Muchos supieron qué enseñar y cómo, pero no tanto cómo saber si los estudiantes aprendieron. Ahí se notó un hueco que tendremos que llenar: pensar la evaluación no como apéndice, sino como parte viva del diseño. Esa es nuestra área de oportunidad.

Para ayudarles, ya pienso en armar otro NotebookLM, uno centrado sólo en estrategias de evaluación. Con ejemplos, rubricas, preguntas clave. Porque cuando una se atoró, fue claro: no era falta de ganas, era falta de lenguaje.

Por mi parte, descubrí lo poderosa que puede ser la integración de herramientas. Puse los casos como material en Classroom. Cada estudiante recibió una copia de su plantilla de planeación en Documentos de Google. Yo pude hacer seguimiento, dejar comentarios, ver avances. Todo estaba ahí: en un sólo espacio, con todo vinculado. No hubo pretextos. Pero tampoco hubo presión.

Y eso es lo importante: la tecnología, cuando se usa con intención educativa, no resuelve. Acompaña.

Este examen no fue un simulacro de futuro. Fue una práctica del presente. Les pedí pensar con IA, sí. Pero también pensar con criterio.  Pensar no para sacar 10, sino para diseñar una clase.

Quizá esa sea una de las rutas posibles para el aprendizaje en tiempos de algoritmos: dejar de hacer preguntas con respuesta única y empezar a diseñar desafíos con múltiples posibilidades. No para complicarles la vida, sino para devolverle sentido.

Porque los exámenes no son un formulario. Pueden ser un acto de imaginación.

 Y la IA, bien usada, no reemplaza la creatividad, la favorece.

 Elaborado por: Miguel Quintero (Owirúame) | Líder GEG Chihuahua

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